Del monte verde y mojado
Como soy un pajarero
Como soy un pajarero
Pajareo donde ha volado
El pájaro carpintero
el bosque con neblina |
Este Cinco de mayo fui a Chavarrillo a pajarear, a ver que encontraba migrando sobre mi cabeza y lo primero que me encontré fue neblina, que cubría la carretera y parecía que se había anidado justo sobre el cerro de Tepeapulco, porque llegando al pueblo la neblina pendía sobre el monte, y no se veían las cimas de los cerros.
Pero ya estaba allí, al pie del cerro y no me iba a echar
para atrás así que comencé a subir por entre las piedras húmedas, y entre
resbalones y a trompicones me di cuenta que estaba a la mitad del cerro, y todo
estaba oscuro, olía a humedad y sólo se adivinaban los contornos de las ramas
de los árboles nadando en la niebla: cantó por un lado un Chivirín de Cañón (Catherpes mexicanus)… arriba, en algún
lugar entre la niebla volaron los Loros Cachetiamarillos (Amazona autumnalis) andando en sus secretos caminos del aire. Pero
no veía nada más que sombras entre los árboles.
vista del bosque con la neblina debajo |
El mosquero casi esperado
El Mosquero Piquicurvo (Oncostoma
cinereigulare) es un tiránido tropical que gusta de la selva mediana, y yo
sabía que lo habían visto antes aquí arriba sobre el cerro, pero nunca lo habían encontrado mis binoculares. Ahora bien: su llamado es muy característico, y un día antes
de subir estuve estudiando su canto, que parece una rana. Pero cuando lo
escuché metido en los matorrales, pude comprender porque nunca le había puesto
atención, ¡parece realmente una rana! Y no solo escuchaba uno, sino que al
menos tres estaban cantando a mi alrededor, entonces volteaba para un lado
donde había oído cantar a uno y ya estaba otro chiflando del otro lado, creo
que di dos vueltas sobre mi propio eje y ya después escuché al mosquero y ví
una cosita que atravesaba un camino que se desvía del principal. Apunté con los binoculares a ese bulto sobre una rama, y allí estaba. Creo que esta especie tiene una expresión pensativa y relajada
mientras se queda quieta en una rama, luego gira la cabeza con lentitud para un lado,
luego para el otro. Y entonces toda la calma y relajación desaparecen, junto
con el mosquero, porque vuela hacia otra rama y repite la operación, el pájaro es muy
curioso,porque su pico curvado hacia abajo y sus plumas sensitivas enfrente
de su rostro, le dan un aspecto de un anciano, tal vez un poco loco y
desgarbado.
Sigamos con los relatos…
Allí arriba del cerro ya no hay neblina, ahora cantan los
Chivirines Vientre Blanco (Uropsila
leucogastra), y están pasando sobre mi cabeza montones de golondrinas de
distintas especies, el Vireón Cejirrufo (Cychlaris
gujanensis ) está cantando y los tucanes y las charas verdes hacen su
escándalos debajo de mí, en los arboles perdidos de la neblina. Por un lado del
cerro escucho un llamado prolongado y triste, de una sola nota que se pierde
luego: es un ave que debo, por lo menos, intentar encontrar.
El inoportuno Tinamú
El Tinamú Canelo (Crypturellus
cinnamomeus) es un ave muy curiosa: su familia, los Tinamiformes está
relacionada con los avestruces y kiwis aun cuando parece una gallina, anda
siempre por el suelo, casi no vuela y es muy complicado observar una de estas
esferas de plumas caminantes. Pero la búsqueda (infructuosa hasta ahora, por
cierto) de un ave con costumbres similares me había preparado lo suficiente
para este momento: así que me tiré en el suelo y fui llamando al tinamú hacia
donde yo estaba, como cuando un pez ha picado el anzuelo y lo vas jalando con
cuidado para que no se vaya.
Ahora tengo que explicar que este preciso momento yo estaba
en la cresta del cerro y el tinamú venía subiendo por el lado izquierdo a donde
yo me encontraba; cada vez que él llamaba, se escuchaba en una posición
distinta y yo esperaba que cruzara el sendero frente a mí… pero los tinamúes
son maestros en el arte de pasar desapercibidos, y de pronto ¡el bicho estaba ya
del otro lado del camino sin que yo lo hubiera visto pasar! Pero por alguna
extraña razón el plumífero decidió dar la vuelta y se apareció detrás de un
tronco a poca distancia de mí, caminando lentamente se paseó y me dejo observar
esos flancos atigrados y una cola ridículamente pequeña, por un momento su
pequeña cabeza giro y miró fijamente hacia donde yo estaba, después salió
corriendo en dirección contraria, pero al fin pude ver un tinamú.
Luego pude constatar que esta especie de ave es bastante
descarada, porque habiendo caminado más, sentí que era momento de fertilizar la
tierra, y mientras estaba allí tranquilamente, haciendo lo que se tiene que
hacer en esos casos, un tinamú llegó a menos de dos metro de donde yo estaba, y
yo no pude hacer mucho para verlo bien: literalmente, me agarró como al Tigre
de Santa Julia.
En fin… sigamos contando
El camino que sigue la cresta del cerro tiene un desvío, por
un lado, baja hacia el lado contrario por el que subí en la mañana y por el otro, sigue serpenteando en la cima.
Para este momento, toda la neblina desapareció y quedan el calor y los moscos,
arriba de mí hay un Gavilán Piquiganchudo (Chondrohierax
uncinatus) haciendo círculos y encuentro una hembra de Chipe Castaño (Setophaga castanea), también veo más
chivirines, ¡parece que hoy están en todos lados! Yo tomo el camino que
desciende y escucho a los tinamúes muy cerca de nuevo, me preparo para intentar
observarlo más, pero un canto me distrae completamente
El inesperado
Picogordo
El cerro de Tepeapulco es conocido por ser la localidad más
austral del Picogordo Cuellirrojo (Rhodrothraupis
celaeno): un ave endémica de México y ahora yo lo estaba escuchando cantar
pero no lo podía ver, así que me serené y lo traté de buscar entre los árboles.
Trataba de buscar un pequeño brillo rojo que delatara al macho que estaba
cantando, pero de repente una sombra asciende de los árboles barranca abajo y
queda enfrente de mí, como a unos veinte metros: lo enfoco y veo un pájaro de
color oliváceo con la cabeza y la garganta negras, y un pico… gordo. Es la
hembra del ave que busco y también es interesante aunque no tan colorida como
el macho que está cantando en algún lugar enfrente de mí.
El canto del picogordo (que fue grabado en este lugar)
El canto del picogordo (que fue grabado en este lugar)
El ave vuela y la sigo con la mirada y de repente aparece
tras ella, el destello rojo que ando buscando, el macho del picogordo está
allí, en todo su color rojo con negro, cantando y a su canto la hembra le
responde con un llamado corto; así van saltando entre las ramas, y aunque no
vuelvo a ver a ninguno de los dos, escucho que se mueven entre el bosque,
saltando de un lado a otro llevándose su canto entrelazado sobre los árboles.
Para esta hora comienzo a bajar del cerro porque ya me pica
el calor y no debo llegar tarde porque me regañan (si por mi fuera me quedaría
todo el día) pero los chipes me están reteniendo todo el tiempo, ahora sí los
hay de chile de mole y de manteca, y tenemos a los Chipes de Flanco Castaño (Setophaga pensylvanica) por un lado, un
macho de Chipe Castaño por otro (y para acabarla… cantando) muchos Chipes de
Magnolia (Setophaga magnolia) ,
Chipes de Wilson (Cardellina pusilla),
Chipes Trepadores (Mniotilta varia),
Chipes Peregrinos (Vermivora peregrina),
Chipes de Collar (Cardellina canadensis)…
y ¡pásele marchanta de cual le gusta, de cual se lleva! Y también los residentes
se unen a la bola, los Chipes Gorrirufos (Basileuterus
rufifrons) y Coronidorados (B.
culicivorus) están allí presentes, y más abajo, de un macizo rocoso surge
el canto de un Chipe de Roca (Euthlyphis
lachrimosa), que nunca puedo ver pero que sé que está allí.
Aparte hay cinco Trogones Violaceos (Trogon caligatus) cantando a coro, se aparece por acá un
Trepatroncos Piquiclaro (Xhiphorhynchus
flavigaster) y una Elania Verdosa (Myiopagis
viridicata) hace su nido a la altura de mi cara. Más abajo del cerro, donde
la vegetación es más seca me encuentro con una pareja de Matracas Nuquirrufas (Campylorhynchus rufinucha) y otra pareja
de Cardenales (Cardinalis cardinalis)
y una Esmeralda de Canivett (Chlorostilbon
canivetti) es la última ave que veo antes de dejar el cerro, y la última
especia del día es una pareja de Mosqueros Degollados (Pachyramphus aglaiae ) que hacen su nido como pelota, redondo, como
el sol que me quema la nuca.