El Triunfo; Los Quetzales y la niebla
Cuentos y Aventuras de un Pajarero Mexicano
…después de ver a los Pavones,
regresamos al campamento, aunque ya hace calor, el bosque sigue muy húmedo: así
es siempre en los bosques de niebla. Mientras tanto, varias Charas de niebla (Cyanolyca
pumilo) hacen ruido y vuelan en las partes más altas de los árboles, hay algo
de actividad de los Common-bush Tanager, y junto a ellos, viene un pequeño
Chivirín cejirufo (Troglodytes rufociliatus).
El trabajo de monitoreo es en las
mañanas, regresamos al campamento a la 1:00 pm y tengo la tarde libre para
pajarear. Así que lo aprovecho. Empiezo
a caminar por un sendero pequeño, buscando actividad, poniendo atención a lo
que camina por el suelo y a las ramas de los árboles. Hay un Slate-throated Redstart saltando y también
un Green-throated Mountain-gem.
El Pajuíl... muy de lejos |
Un Trogón de Collar (Trogon
collaris) se percha cerca del camino, y por un segundo pienso en que puede ser
un Quetzal, pero no lo es, aunque sigue siendo bonito. Pero, de repente escucho
que algo grande se mueve en las copas de los árboles, justo detrás de mí: es un
Pajuíl, que camina por entre las ramas, se mueve rápidamente, y pasa cerca de
mí, y luego desaparece entre el bosque. Todo queda en silencio por un momento,
pero luego escucho que algo viene caminando entre la hojarasca del suelo del
bosque, recuerdo que aquí hay jaguares, pumas, tapires y mamíferos grandes que
vagan libremente y mi corazón se acelera: definitivamente no me quiero
encontrar con un puma aquí, me quedo muy quieto, y entonces aparece… ¡un Pecarí
de Collar! (Tayassu tajacu) que me mira y sigue su camino por el suelo del
bosque.
Mientras camino de regreso al
campamento, empieza a atardecer y hay algunos Chestnut-capped Brushfinch que
hacen ruido y se mueven siempre cerca del suelo, pero lo que es más impresionante
es una pareja de Clorofonias (Chlorophonia occipitalis) que está comiendo
frutos, también hay un Rufous-collared Thrush, está llamando el Halcón
selvático barrado desde adentro del bosque, y los árboles y la cresta de las
montañas se empiezan a tornar rojizas mientras el sol se oculta, salen las
primeras estrellas y cantan los Buhos. Todos los que convivimos en el campamento:
los investigadores, los guardabosques y un colado (es decir yo) nos reunimos
para cenar. Y cuentan historias, de los pumas y de los jaguares que caminan por
el bosque, y también del Tapir que, a veces, llega de noche al campamento y del
puma que se para a rugir allí por donde pasa el río. Para cuando se acaban las
historias ya hace bastante frío y nos retiramos a dormir, al otro día tendremos
que caminar otro sendero para monitorear a las aves.
Chlorophonia occipitalis-Macho |
El amanecer llega, con la humedad
casi al 100% y algo de frío y neblina: y empezamos a caminar, de nuevo en busca
de Quetzales o Pavones, y escuchamos un Quetzal, pero no lo vemos: los grandes
árboles del género Quercus que son los más altos que se encuentran aquí, van
formando el dosel del bosque, y debajo de ellos crecen muchas otras plantas,
palmeras, grandes helechos, plantas epifitas: y entre toda esta vegetación se
mueven los Tapires, los Jaguares, los Pecaris y las aves, como un
Blue-throathed Motmot que escuchamos… y de repente, volvemos a escuchar al
Quetzal, pero esta vez, esta vez viene directo hacia nosotros y se percha a
tres metros de donde estamos, un Quetzal macho, verde brillante y rojo, una
maravilla hecha de plumas, y luego vuelve a volar, y cuando vuela, se mueven esas
magnificas plumas cobertoras de la cola, largas y verdes que se mueven
alrededor de su cuerpo.
Tomamos medidas de la distancia a
la que estaba el Quetzal, y no mucho más, porque no pudimos saber que era lo
que estaba haciendo cuando lo encontramos, simplemente lo vimos, nos vio, y
salió volando. Al seguir caminando se hacen presentes los Grey-breasted
Wood-wren, y se escuchan los Ruddy Foliage-gleaner , hay un pequeño Colibrí (Atthis
ellioti) que vuela sobre unas flores rojas, también canta un picogordo
encapuchado (Coccothraustes abeillei), un ave de grandes alturas y de bosques
de niebla.
Y llegamos a un lugar donde hay algunos
“bañaderos” de Pavón: estos son lugares
despejados donde van los Pavones a bañarse con tierra y que también cumplen una
función en el cortejo. Pero todavía no hay ningúno ahí.
El quetzal... me tembló la mano |
Más adelante, volvemos a escuchar
a los Quetzales, y vuelan desde un árbol de aguacate, hasta un enorme encino. Y
de ese encino, vuelan hasta perderse en el bosque; dice una leyenda que escuché
un día, que los quetzales se volvieron verdes por comer tanto aguacate, eso no lo
sé, pero pasan cosas increíbles en el bosque. En ese bosque que es uno de los
bosques de niebla mejor conservados de México, donde aunque no llueve, la
atmosfera siempre está húmeda y los helechos gigantes crecen junto a pequeños
musgos.
Cuando caminamos de regreso al
campamento vuelan sobre nosotros unas cinco Tucanetas (Aulacorhynchus prasinus),
Canta un Ruddy-capped Nigthingale Thrush que está a un lado del camino, un Yellowish
flycatcher atrapa algunos insectos al vuelo, un
Spotted Nightingale-trush, que tiene el pecho amarillo pasa saltando a
través del camino, y volvemos a escuchar al Pavón… de nuevo ese sonido profundo
del otro día, que incluso es difícil de
oír por el sonido del agua que corre, pero ahí está, y aunque lo buscamos, no
lo podemos encontrar, pero es increíble como un ave casi del tamaño de un
Guajolote puede ocultarse tan bien.
Regresamos al campamento y hace
bastante calor, pero durante la tarde se empieza a nublar, y para cuando cae la
noche, la niebla es muy espesa: empieza a soplar viento. Y se desata una tormenta
tal, al otro día ya no podemos salir,
hace mucho viento y no se puede ver mucho por la niebla que ha bajado. Así que
no nos movemos del campamento y tenemos que encontrar alguna forma de pasar el
día, encerrados y sin poder salir, pensando en cómo bajaremos al día siguiente.
Al amanecer del otro día, nos
despedimos del campamento “El Triunfo” que todavía está envuelto en neblina, al
ir bajando, las nubes se dispersan, y todavía puedo ver a un Paltry Tyrannulet
y a una parvada de Pericos Barrados que nos sobrevuelan, así me despido del
Bosque de Niebla de “El Triunfo” Chiapas, donde todavía viven los Quetzales,
donde caminan los jaguares bajo los viejos árboles y donde viven los misteriosos
Pavones: Un lugar que ya es parte de mi memoria.
Musgos, Bromelias, Nieblas y Bosque |