demasiada gente... pocos pájaros |
Cuando me dijeron que iríamos el veintitrés y veinticuatro
de Abril a la barra de Chachalacas, no supe que pensar. Porque son vacaciones y
hay mucha gente, perros, cuatrimotos, caballos y basura, pero por otro lado no
me puedo resistir a pajarear en un lugar nuevo, así que preparé mis cachivaches
pajareros… y un traje de baño, por si se daba la ocasión de tener que meterme
al mar por no haber aves, y afortunadamente, no se dio.
La Barra de Chachalacas (ya desde el nombre prometía un poco)
está a hora y media desde Xalapa se
sitúa en la margen izquierda de la desembocadura del río Actopan y es un sitio
turístico bastante conocido, llegué como al medio día, casi iniciando la tarde
y la cantidad de gente me impresionó más que el calor. Mientras estaba
comiendo, me di cuenta que había un grupo de lancheros que llevaban a la gente
en recorridos turísticos río arriba y comencé a sopesar la posibilidad de que
me llevaran a pajarear.
Iugana (dicen que saben rico) |
Fui a hablar con ellos y me encontré con un lanchero algo
bajito, que llevaba una camisa a rayas y el pantalón arremangado para no
mojarse de más; hablé con él, y cuando le expliqué que yo buscaba aves, me dijo
había trabajado antes con Pronatura y había llevado a observadores de aves en
su lancha antes. Así fue como Don Tito (porque así se llama) se convirtió en mi
guía y mi lanchero casi personal durante la tarde y la mañana que estuve allí.
Quedamos de vernos a las cuatro de la tarde para salir a
buscar aves en el río. Él me dijo que había visto unas aves “como pingüinos”
que estaban descansando en un árbol junto al río así que fuimos allá. En el
trayecto, las Fragatas se abalanzaban contra algunos Charranes que estaban descansando
en un banco de arena y las gaviotas andaban buscando las sobras que algunos
pescadores tiraban al río.
Pasaron junto a nosotros algunos mosqueros apostados en las
orillas del río, pero al contrario de muchas veces en las que ellos pasan
volando, ahora nosotros pasamos navegando junto a ellos mientras que los
pequeños pájaros se quedaban allí tranquilos. Pero la tranquilidad se rompió
cuando, un Halcón Aplomado salido “quiensabededonde” atacó a un grupo de
pájaros y el grito de alarma de uno de ellos se apagó bruscamente cuando fue
atrapado por las garras de la rapaz, luego salieron volando unas plumas y el
pequeño pájaro se despidió del mundo sin tiempo ni para decir este pico es mío.
la garza cucharón... con sueño y desenfocada |
Pasaban rozando el agua las Golondrinas Aliserradas y había
cormoranes a manos llenas, don Tito me señaló un árbol donde estaban estas aves
raras pinguiniformes que decía que había visto… y verdad es que yo solo veía a
las iguanas que estaban tomando el sol, pero aguzando la vista y penetrando en
los rincones oscuros de ese árbol las ví. ¡eran Garzas Cucharón! Un ave un poco
extraña, nocturna y difícil de encontrar (tanto, que era la primera vez que
veía una en Veracruz)y pues si… tienen ese aire de aves extrañas, que no
relacionamos al primer instante con la palabra “ave” porque nos imaginamos a un
pequeño canario en vez de un ave con un pico enorme y dos ojitos cerrados, muy
quieta porque tiene sueño.
Volvimos río abajo, porque don Tito me dijo que había unos
manglares con aves interesantes, y aunque la lancha no podía entrar ahí, si se
podía caminar. Volvimos a encontrarnos con los bancos de arena abarrotados de
Charranes Reales y Charranes Picogruesos, y un Rayador Americano entre ellos,
también estaban los Candeleros Americanos y varias garzas, y una vez dentro del
manglar había unos Costureros Piquicortos y Cercetas de Aliazules.
Por adentro del manglar no se podía avanzar, así que lo fui
bordeando, y de un lado tenía las plantas de mangle con sus raíces retorcidas y
del otro lado, la playa y el Golfo de México. Y allí en la Playa estaban unos
charranes diminutos, los Charranes Mínimos, pescando entre las olas que venían
trayendo sargazo y con ellos estaban algunos Chorlos Grises y Playeros
Pihuihuis. Luego me fijé en un aparente brazo de mar que se había secado,
dejando una enorme cancha de arena que llevaba hasta el borde del manglar, y
desde mi posición, se veían pequeñas figuritas que se movían allí; más aves.
el chorlito corriendo |
Caminé por ese campo arenoso y vi un montón de arena con
patas que se movía erráticamente por aquí y por allá, y al observarlo bien, me
di cuenta que era un Chorlito Picogrueso y que no estaba solo, había varios
Chorlitos Semipalmeados corriendo frenéticamente, parándose, volviendo a
correr, y volviendo a pararse, muy chistosos los pequeños bichos.
Me fui desplazando por entre los mangles, tratando de que
los playeros que estaban junto al manglar inundado no me vieran, allí estaban
los Chichicuilotes y algunos Ibis Cariblancos, y más Patos…
Fueron los ibis los que me vieron primero y salieron
volando, y después de ellos salió volando todo, sólo quedó una garza verde que
no se enteró de nada y seguía pescando, también estaban entre los mangles un
Chipe Amarillo y un Colibrí Yucateco. Había más cosas pero ya tenía que regresar,
el manglar tendría que aguardar hasta el siguiente día.
DÍA 2
las aves en su playita... tan abarrotada como la de los humanos |
Me desperté como a las seis de la mañana, aunque don Tito me
esperaba hasta las siete y media. Todavía
estaba oscuro y yo veía como amanecía sobre el mar y el negro se volvía azul y
luego rojo en el cielo. Luego, a las siete y media, don Tito cruzó con su lancha
la desembocadura del río y nos acercamos un poco a los bancos de arena de donde
no despegaban todavía los Charranes y los Rayadores y un Pato Cucharón que
estaba de colado con ellos. Luego pasamos al manglar, donde seguían los
costureros, y los acompañaban unas Avocetas y un Playero Pectoral, aparte había
más patos por allí, una Garza Tricolor y los Garzones cenizos sobre un árbol,
durmiendo todavía. Quiero aclarar que no tenía mucho tiempo para pajarear,
porque íbamos a irnos relativamente temprano así que yo me apuraba a mí mismo
para llegar hasta el manglar
A en las orillas llenas de mangle había Bienteveos, una
Calandria del Altamira haciendo su nido de bolsa, un Martin Pescador Verde, las
dos especies de Garzas Nocturnas: Coroninegras y Coroniclaras, Ibis Blancos,
una Garcita Verde, tal vez la misma de ayer y un Rascón Cuelligrís que se me
quedó viendo y luego salió corriendo manglar adentro.
Y luego vi a los chipes… bueno, primero los escuché y los
busqué entre el mangle, y allí estaba una Mascarita Común, bastantes Chipes
Amarillos y luego un pequeño chipe que apenas pude apreciar que tenía un
marcado color amarillo en las “orejas” o más bien en la parte trasera de la
cabeza, allí fue cuando supe que eso no era un ave cualquiera, tenía una ligera
(bastante fuerte) sospecha de lo que podía ser, así que… ¡pa’ pronto es tarde! Y
me metí en el manglar serpenteando entre las raíces aéreas y tratando de evitar
a los cangrejos y las espinas.
el manglar y el lecho seco |
Salieron volando dos Pijijes pero los chipes no se veían por
ningún lado, tuve que recurrir a mi amigo el tecolote y entonces llegaron todos
para echarle montón al buhito inexistente, eran varios chipes amarillos, una
hembra de Chipe Flameante, un Chipe Charquero, un macho muy genial de Chipe de
Magnolia, y luego, mi suposición se convirtió en certeza cuando apareció un
Chipe Castaño, un migrante de paso y raro de ver aquí: era un macho adulto,
bien colorido, con esas orejas amarillas y un color como el color del cedro que
le bajaba por los flancos entre las alas, una variación muy diferente de la
paleta amarillo-gris-azul que tienen muchas especies de chipes.
Ya no pude entrar más al manglar (de hecho, todavía no
comprendo como me moví entre las raíces para llegar a los chipes) así que me
regresé, satisfecho, porque sólo con ese chipe todo el viaje había valido la
pena y los mosquitos.
Regresamos en la lancha de don Tito: había una Gaviota de
Franklin en el banco de arena y un enorme y copetudo Carpintero Lineado volaba
pesadamente sobre el río, con los versos infaltables que hablan de él
Señores soy carpintero
Que anduvo por el manglar
Aunque soy un pajarero
Cargo también el cantar
De las aves del estero
Que anduvo por el manglar
Aunque soy un pajarero
Cargo también el cantar
De las aves del estero
*inesperada referencia y pequeño homenaje a Gabriel García Márquez
(que habló de pájaros que se iban a suicidar contra las ventanas)
El listado… (los que están en negritas fueron nuevas
especies para mí)