domingo, 28 de septiembre de 2014

El Chivizcoyo... o la búsqueda de una gallina

Chivizcoyo
(nótese el gallardo porte del ave)
El Chivizcoyo (Dendrortyx barbatus) es un ave de la familia Odontophoridae, es decir, forma parte de las codornices del nuevo mundo. Es endémica de los bosques de niebla de la Sierra Madre Oriental, se le clasifica como amenazado o vulnerable y, sobre todo, es un ave condenadamente y mil veces condenadamente difícil de ver: el autor de este blog ha buscado durante bastante tiempo en los bosques de niebla alrededor de Xalapa y nunca ha visto un Chivizcoyo decentemente, apenas unas plumas por allí y otras por acá y algunos más en el Parque Macuiltepetl, donde fue reintroducido. Pero yo soy terco y quiero ver a esta gallina estrafalaria en libertad… y el único que puede ayudarme es Don Pedro Mota Hernández.

filo tenchotepe
Pedro Mota es un señor que vive en la ciudad de Coatepec: él fue un pajarero (de los que cazan pajaros y los atrapan) en otro tiempo, pero desde hace varios años se dedica a mantener un vivero de orquídeas con ayuda de su familia y, con su conocimiento del bosque de niebla, sirve como guía de los pajareros que vienen a buscarlo con el único objetivo de poder encontrar al Chivizcoyo.
Quede con Don Pedro de verlo en su casa a las seis de la mañana del dieciséis de agosto para subir al monte a buscar a esos escurridizos pájaros que ocupan mi imaginación. El cielo tenía estrellas y nubes, pero la luna se colaba llevando la luz blanca mientras nos alejábamos de la ciudad, y cada piedra del sendero que seguíamos parecía recortada y afilada por la luna, allí cantaba el Búho Moteado (Strix virgata). Mientras subíamos,
Pedro Mota me hablaba de las aves que hubo, de los tiempos cuando había Esmeraldas (Clorofonias) colgadas de los árboles, de las nutrias y de otros animales que hubo y ya no hay, y de unas aves que él llama Catarinas, y que, si todo va bien, tendrán su propia entrada en este blog.


árbol de choco
La noche dio paso al alba y no terminábamos de subir, el camino sigue y sigue… y conforme se aclara el cielo las aves comienzan a cantar, los primeros son los “Muchachas voy” (Saltator coerulescens) como les llama Don Pedro, después aparecen los Capulineros (Ptilogonys cinereus) y los Pavitos (Myioborus miniatus) y finalmente el sol sale e ilumina un árbol de choco viejísimo y enorme. Y entonces el sendero cambia: hasta ahora habíamos venido subiendo por entre potreros y acahuales, siguiendo un camino que usa la gente para llegar a sus parcelas, pero ahora doblamos a la derecha, y entramos por un sendero que pasa un sembrado de árboles de macadamia y entramos al bosque de niebla, este es un lugar que se llama Filo Tenchotepe.

Allí adentro se escucha cantar a la Paloma Perdiz Cariblanca (Geotrygon albifacies), subimos por un sendero que nos lleva por la cresta de un cerro, entre dos valles, a ambos lados se oye el agua correr y los tenchos florecen con pinceladas rojas sobre casi todos los troncos; excepto sobre el Palo Zopilote, el cual va haciendo caer su corteza en capas, para evitar que cualquier epífita lo colonice, pero aun así el caos verde se perpetúa, y hay sitios donde el suelo es tan blando que se siente como un colchón por las hojas que hay debajo.
Palo Zopilote

Le hablamos al Chivizcoyo, pero no contesta, seguimos caminando y el Breñero Rojizo (Automolus
rubiginosus) llama a lo lejos,  el camino pasa por un lugar donde los helechos han crecido y se han hecho plaga porque antes talaron el bosque en ese lugar y cierta especie de helecho colonizó toda esa parte: en fin, después de salir de ese tramo de matorrales, el bosque vuelve a meterse dentro de mí, o yo me vuelvo a meter dentro del bosque, no lo comprendo con exactitud, pero escuchamos a los Quexques (Cyanolyca cucullata) a lo lejos, en la cima de otro cerro. Junto a nosotros anda un Güichi; así les dice Don Pedro Mota a los colibríes (parece ser una reminiscencia del náhuatl Huitzil) pero es muy rápido y no veo que especie es: A los lados los árboles se extienden y casi se imaginan
interminables, pero allí enfrente hay un potrero, una pequeña parcela desnuda entre el monte verde y negro, negro porque las sombras de las sierras oscurecen los pequeños valles, una Tucaneta Verde (Aulacorhynchus prasinus) pasa volando como una hoja con vida propia entre la oscuridad de las cañadas y la luz del cielo, hay un líquidambar solo en el potrero, sobre él crece muérdago, y del muérdago se alimenta un Güichi Canelo (Lamprolaima rhami), también los Monjitos (Euphonia elegantissima) están comiendo de esa planta. Pedro Mota me invita un plátano de los que trae en su morral, ya hace hambre y no puedo negarme.

Sin embargo, los méndigos chivizcoyos no aparecen. Ni uno solo ha cantando, se han perdido bajo los helechos enormes del propio bosque, han entrado a sus raíces… y no me quieren ver. Pero seguimos caminando y se anda por las rama un Trepatroncos Coronipunteado (Lepidocolaptes affinis) y unos Carpinteros Arlequines (Melanerpes formicivorus) se comen las frutas del Ixpepe, pero no hay chivizcoyos.

Líquidambar
Nos desviamos del camino y nos paramos frente a la cañada que se extiende ante nosotros, la extensión verde y húmeda no permite ver el fondo, pero Don Pedro recomienda volver a hablarle a los chivizcoyos desde allí y así lo hacemos, después de unos minutos de tensión, ellos nos contestan desde el fondo de la cañada. Por fin, ubicamos a esos elusivos plumíferos. De algún modo logramos bajar y nos acercamos a ellos, les volvemos a hablar y los chivizcoyos responden, allí está, en los misterios del bosque mesófilo, una de las aves más difíciles de encontrar de México. Esto es un asunto personal entre esas gallinas y yo, las he buscado… las he oído, he estado a punto de verlas, pero siempre han conseguido evadirme…

Y de nuevo lo hacen, porque aunque estamos cerca de los chivizcoyos, ellos están al otro lado de la cañada y no los podemos ver, están allí comiendo y no pretenden moverse por más que los esperemos, ellos están en sus asuntos, así que después de esperar largo rato nos retiramos para volver a bajar. En el camino de bajada cortamos unos higos silvestres para comer después y durante el descenso Don Pedro me comenta y me cuenta sobre los árboles y las aves, las tierras las lluvias y las historias de estos caminos. No he encontrado al Chivizcoyo, al menos por hoy… pero vislumbrar los caminos del aire y de la hojarasca que han recorrido tantas distintas aves, y verlos también a través de los ojos de Don Pedro Mota, que ha estado aquí y visto las cosas co
mo fueron antes, me causa sentimientos encontrados: antes hubo, y hoy ya no hay, pero por ahora queda la oportunidad de conservar lo que permanece, lo que no se debe perder metido entre la niebla y sólo puede permanecer con ayuda de la gente que aquí vive.


Ya es casi la tarde, y las piedras del camino que fueron afiladas por la luna eran suavizadas por las alas de cientos de mariposas…
el bosque de niebla, sin niebla

listado

Bearded Wood-Partridge (Dendrortyx barbatus)
Black Vulture (Coragyps atratus)
Turkey Vulture (Cathartes aura)
Roadside Hawk (Rupornis magnirostris)
Red-tailed Hawk (Buteo jamaicensis)
White-tipped Dove (Leptotila verreauxi)
White-faced Quail-Dove (Zentrygon albifacies)
White-winged Dove (Zenaida asiatica)
Mottled Owl (Ciccaba virgata)
large swift sp. (Apodidae sp. (large swift sp.))
small swift sp. (Apodidae sp. (small swift sp.))
Magnificent Hummingbird (Eugenes fulgens)
Amethyst-throated Hummingbird (Lampornis amethystinus)
Garnet-throated Hummingbird (Lamprolaima rhami)
Bumblebee Hummingbird (Atthis heloisa)
Wedge-tailed Sabrewing (Campylopterus curvipennis)
Azure-crowned Hummingbird (Amazilia cyanocephala)
Berylline Hummingbird (Amazilia beryllina)
hummingbird sp. (Trochilidae sp.)
Gartered Trogon (Trogon caligatus)
Collared Trogon (Trogon collaris)
Blue-crowned Motmot (Momotus coeruliceps)
Emerald Toucanet (Aulacorhynchus prasinus)
Acorn Woodpecker (Melanerpes formicivorus)

 
Melanerpes formicivorus

Smoky-brown Woodpecker (Picoides fumigatus)
Collared Forest-Falcon (Micrastur semitorquatus)
Olivaceous Woodcreeper (Sittasomus griseicapillus)
Spot-crowned Woodcreeper (Lepidocolaptes affinis)

Lepidocolaptes affinis


Ruddy Foliage-gleaner (Clibanornis rubiginosus)
Greenish Elaenia (Myiopagis viridicata)
Eye-ringed Flatbill (Rhynchocyclus brevirostris)
Yellow-olive Flycatcher (Tolmomyias sulphurescens)
Olive-sided Flycatcher (Contopus cooperi)
Yellow-bellied Flycatcher (Empidonax flaviventris)
Cordilleran Flycatcher (Empidonax occidentalis)
Empidonax sp. (Empidonax sp.)
Dusky-capped Flycatcher (Myiarchus tuberculifer)
Boat-billed Flycatcher (Megarynchus pitangua)
Social Flycatcher (Myiozetetes similis)
Masked Tityra (Tityra semifasciata)
Rose-throated Becard (Pachyramphus aglaiae)
Brown-capped Vireo (Vireo leucophrys)
Azure-hooded Jay (Cyanolyca cucullata)
Green Jay (Cyanocorax yncas)
Band-backed Wren (Campylorhynchus zonatus)
Gray-breasted Wood-Wren (Henicorhina leucophrys)
Brown-backed Solitaire (Myadestes occidentalis)
Orange-billed Nightingale-Thrush (Catharus aurantiirostris)
Black-headed Nightingale-Thrush (Catharus mexicanus)
Black Thrush (Turdus infuscatus)
Clay-colored Thrush (Turdus grayi)
Gray Silky-flycatcher (Ptiliogonys cinereus)
Louisiana/Northern Waterthrush (Parkesia motacilla/noveboracensis)
Rufous-capped Warbler (Basileuterus rufifrons)
Golden-browed Warbler (Basileuterus belli)
Slate-throated Redstart (Myioborus miniatus)
White-collared Seedeater (Sporophila torqueola)
Yellow-faced Grassquit (Tiaris olivaceus)
Black-headed Saltator (Saltator atriceps)
Grayish Saltator (Saltator coerulescens)
Chestnut-capped Brush-Finch (Arremon brunneinucha)
White-naped Brush-Finch (Atlapetes albinucha)
Rusty Sparrow (Aimophila rufescens)
Common Chlorospingus (Chlorospingus flavopectus)
Elegant Euphonia (Euphonia elegantissima)
Lesser Goldfinch (Spinus psaltria)

3 comentarios:

  1. Ni hablar mi querido Chiviz...será para la próxima que los veas, por lo menos sabes que están ahi...saludos

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  2. Hola, me interesó mucho tu blog, de niño tuve la oportunidad de ver estas aves en varias ocaciones, fue en la sierra norte de puebla colindante con Veracruz, más exactamente los cerros y bosques aledaños a la carretera federal a Tlapacoyan, entre El Costoc y El Reparo. Me encantaba lo inteligentes que eran, sus escondites entre las hojarascas de los tarros y lo ágiles para escapar. En ocaciones se nos atravesaban en las veredas con sus polluelos, pero cuando querías seguirles ya se habían perdido en la maleza. Espero volver a ese lugar y enseñarle a mi esposa lo curioso de estas aves. Éxito.

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  3. Muy interesante y ameno. bastante biodiversidad en la zona. Me evoca nuestras caminatas de observación e identificación de aves en la Sierra Gorda en Xichú y Atarjea Guanajuato

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